mi caos blog

La vida en Venezuela ha sido muy calma y agitada a la vez y llena de contratiempos que hacían que tengamos todo el tiempo cosas que hacer, cuando ya nada pasaba, un nuevo acontecimiento nos sacaba del letargo y nos daba un nuevo plan que discutir. 

Que el agua, que conseguir madera, que ir al pueblo, que los ruidos raros, que los posibles secuestradores. 

Llegamos a un pueblito costero entre las montañas, llamado Uchire, donde estuvimos la mayor cantidad del tiempo. La casa era amplia, confortable y llena de baños. Sobre las costas del Caribe, que más que Caribe era parecía el Río de la Plata en Quilmes, pero el tiempo y la comodidad lograron que la Costa de Quilmes sea nuevamente un Caribe de arenas blancas y aguas celestes.  El amor todo lo modifica. 

Lo poco que conocimos del pueblo Venezolano, hizo que los queramos mucho, es un pueblo alegre y para mi felicidad nada quejoso, pero fueron inevitables las comparaciones con los argentinos, peor les fue a los porteños. Los venezolanos se ganaron nuestro cariño al no querer ser simpáticos con los turistas, todo lo resolvían a los gritos y risotadas, aunque nada llegaba a ser violento. 

Hubo sumarse a su estilo que marcaba que el orden y el tiempo no iban de la mano, para alguien impuntual era la gloria. Imagínese los feliz que estaba. Cada cual se organizaba como mejor le parecía, tanto que en la buseta que tomamos, el chofer discutía con su compañero si era 25 o 27 el precio del pasaje, una maravilla, luego de salir 25 minutos antes de lo que tenían pautado. 

A la revolución socialista bastante le costaba hacerse evidente en el territorio,  pero con el pasar de los días conocimos los beneficios de la revolución, construían viviendas para los pobres, los hospitales se estaban equipando con nueva tecnología, crearon una universidad para los trabajadores, lo mejor fue que la arepa socialista (comida típica) no sólo era exquisita sino muy barata.

Aún así fue un tanto complejo encontrar que los gestos se hacían carne en acciones concretas, por momentos creo que la izquierda se nutre muchos de gestos y nada más. Pero según nos contaron gente que vivía en el Barrio Adentro 1 (algo así como la villa 11-14) tuvieron un empuje hacía la urbanización, de pronto tuvieron agua, techos, ladrillos y luces. Educación y Salud son públicas y para todos. Y asi se derribaban mis prejuicios con la revolución. 

Un dato muy extraño era la diferencia que existe en el consumo, el tanque de un Palio se llena con BFs $ 2,60 algo así como $1,90 ARG, y un café en la calle que además era mini mini, como un dedal salía $ 6 Arg. 

Dicho por nuestros anfitriones (que eran clase media alta), La revolución bolivariana se sostiene gracias al petróleo, el país carece de industrias y una incapacidad para generarlas. Ahora están queriendo mejorar el mercado interno, que produce arroz y frijoles. 

Por otro lado.  frente a pronostico de todos, no ha sido un país inseguro, hablando en sensaciones, por momentos me dió más seguridad que nuestra Buenos Aires. Sin embargo los propios venezolanos viven con miedo, un poco arengado por la oposición a Chávez y otro tanto por los medios, que parece ser que en todos los lugares del continente existe un malvado TN que busca sobre todo generar miedo. 

Nos han dicho que éramos un gringos valientes y afortunados por salir del hotel a las 9 de la noche a la esquina a comprar puchos y que nada nos pasara, también puede que haya sido así. Luego de los días en la costa, llegamos a Caracas, ciudad donde casi toda la construcción mas o menos cosmopolita fue hecha por un dictador, un famoso milico llamado Pérez Giménez, que sin dudas fue un hijo de puta, pero los Caraqueños ricos querían que le devuelva el brillo a la ciudad capital, cosa que Chávez no le interesa en lo más mínimo. 

Museos, Paseos, y lugares públicos, Gratis. Estatizados. El metro, cosa amplia y funcional viajabas por pocas monedas y la red era bastante conectada. Buscamos por todas partes un muñeco parecido al Ken de Barbie pero de Hugo, que tirando de una soga te dice un discurso anti imperialista. Pero nadie lo conocía. 

Chavez es un personaje muy complejo para sacarle la ficha en pocos días, lo que si vimos es que tiene muchas cosas para contarle a su pueblo y en sus discursos es muy didáctico, cuando explico la crisis energética sacó cuadros, fibrón y pizarra. Lo que ha generado es esta polarización del pueblo, están quienes lo aman y quieres lo odian con lo más profundo de su ser. (Hablamos con varios antichavistas, quienes le deseaban lo peor, una muerte con dolor (fuerte). 

Estuvimos presentes, parece, en un momento histórico, la devaluación Venezolana, donde el dólar para algunas cosas se fue al doble, dejando así la economía con 3 precios de dólares distintos, una para los productos de primera necesidad, el otro para artículos de lujo y el tercero para el mercado negro.

Toda la ciudad esta custodiaba por un gran cerro que todos veneran, casi endiosándolo que se llama " El Avila" que tuvimos el plan de subir en el teleférico, también en manos del Estado, pero en este caso no fue Gratis, unos $ 28 Arg. Hermosa vista se obtiene desde allí y bastante discutimos acerca si la ciudad era grande o pequeña, hasta que llegamos a San Pablo y los tamaños se cambiaron rotundamente. 

Parece que los Venezolanos, son amantes de la mujer voluptuosa, los grandísimos pechos a lo Pandora, la ropa lo más llamativa posible, de la comida frita y el snack está presente todo el día, los muy genios sacaron una nota que decía que la mujer con grasa en la caderas vivía más tiempo, porque la grasa que afectaba al corazón se quedaba allí. Desayunan Te helado con lima y una o dos empanadas de pescado frito. Empanadas de cazón. Una bomba! Aman hacer murales con azulejos y parece que el mercado del once está en todos lados. Caracas es un gran mercado. 

El subte lo heredaron de otras épocas y la tipografía no logré conectarme para saber si existe como disciplina, el diseño llegó hace unos pocos años, se estudia en academias, nada serio, más que la enseñanza de los programas. Todo parece estar hecho en Corel y con la impact. Luego de unos días en el barrio más pituco de la ciudad, rodeado de edificios construidos por militares, de hormigón armando y diseño complejo, decidimos que era tiempo de volver al consumo y nos tomamos el avión a San Pablo, pero ahí ya es otra historia. Ahh los limé!