
Tomé el subte corriendo a las 9 de la mañana, la idea de la distancia en esta ciudad nunca me resultó efectiva, me pasa de creer que todo es mucho más cerca. Será que nací en un pueblo, pensé y me subí al vagón fumadores. Llegué a la estación destino unos 25 minutos antes. Si hay algo que detesto es el exceso de puntualidad, esa gente que siempre llega 5 minutos antes a todo me da bronca. Imagino que sienten culpa por algo asqueroso que hicieron en sus vidas o es que serán eyaculadores precoses. No lo sé. La cosa es que lo detesto.
Entro en un bar para desayunar, leer el diario. Había madrugado, era sábado y un café con leche era uno de los mejores planes del mundo.
La cita era a las 10, cuando levanto la vista del Clarín, el reloj de Café Los 5 Hispanos marcaba las 10.15. Upa, dije. Aún me quedaban caminar unas 10 cuadras. Lo bueno era que no estaría en ese grupo. Pago y salgo caminando, rápido tampoco me parecía que en una primer entrevista llegar media hora tarde era posible. No quisiera ser descortés.
Puteandome llegué trasnpirado, odio que me brille la frente y la cuasi pelada tenga gotas de sudor, sobre todo porque me persigo pensando que huelo pésimo.
Llegué primero.Uff. Me dió tiempo de secarme, me paré un poco en la sombra, un poco al sol. Mirando espectante que llegue Jorge Miguel...
2 comentarios:
ayer? hoy? cuando?
amo que creas que sos puntal cuando nunca te salió!!!
igual un juan putal no es un buen juan!
che, el subte tiene vagón fumador?
donde queda?
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