21.2.09



Recuperó las fuerzas que había perdido, aquellas que lo hacían sentirse vivo. Quizo abrir una puerta del colectivo fuerte, pero era poco audaz y temía por el que dirán.
Escapó como lo hacía siempre, sin moverse de su asiento simplemente huyó. Quería volver. Volver a la facultad de creer en sí mismo.
Se sentía bien y con ánimos.
Un reencuentro inesperado, en unos segundo las expectativas fueron las mismas que hace un año atrás. Cuánto tiempo pensó y recordó la sensación dualidad. Esa realidad en la que lo particular parece general, y la gente, el común de la gente no se integra ésta, será el sentirse especial.
Creer en mí, se dijo y sonrió, recordando el libro "tus zonas erróneas" que había forrado con hojas de revista para que nadie se enterase que lo leía. Sonreír cuando estaba nervioso le provocaba dolor en la nariz, una especie de venganza del destino. Amaba sonreír, pero no frente a un espejo, la imagen de su cabeza lo hacía mas lindo que el reflejo del vidrio. Pensar que el espejo es vidrio, la magia muere ahí y volvió a sonreír.
Intentar ser amigos era un fracaso asegurado. ¿Acaso alguna vez importó el fracaso?. Aún sin proponérselo, siguió. Y el reencuentro inesperado tendrá que esperar otro año más. No se preocupó creía en esas cosas.
Giró la cabeza hacia la ventana. Debería leer un poco acerca de la teoría del caos, anotó en su libreta norte, también del progreso y de psicoastrología.
Sonrió, cerró la libreta y volvió.

feb.2004

No hay comentarios.: